En medio de un fuerte olor a marihuana aquellos que
visitaron la Plaza San Martin la tarde del 17 de septiembre se encontraron con banderas
de cuadros de todos los colores, calles manchadas por mensajes pintados a mano
y la algarabía de más de 150 personas que gritaban en coro frases como:
“Monsanto no es ningún santo” o “Vamos las huertitas”.
Bajo el nombre de “Millones contra Monsanto” se
realizó el pasado lunes una manifestación pacífica en contra de la
multinacional norteamericana conocida por la producción de herbicidas y
semillas. La iniciativa fue impulsada por diferentes organizaciones ambientales
y contó con el apoyo del movimiento político “Proyecto Sur”.
La movilización no tenia los bombos
característicos de los piquetes que frecuentan la ciudad de Buenos Aires. En
esta oportunidad la percusión era producida por tambores y flautitas de origen
aborigen. Los manifestantes que en su mayoría llevaban barba, mientras cantaban
y tocaban los instrumentos hacían rondas tal cual estuvieran en algún tipo de
celebración o ritual indígena.
Esta empresa que cuenta con 10.502 millones de dólares
en ingresos anuales se ha ganado la antipatía de muchas personas a lo largo de
la historia por participar en la producción del “Agente Naranja” que fue usada
en la guerra de Vietnam dejando como saldo 400.000 muertos y causando que
500.000 niños nacieran con malformaciones.
A la protesta no solo se unieron un gran número de porteños
sino que también se distinguían figuras de otros lugares. La presencia de
pueblos originarios era marcada y también se encontraron en gran numero
ciudadanos estadounidenses que veían con curiosidad como se realizaba la
manifestación. Este último es el caso de Angélica Hicks que comentaba: “Me
enteré de esto por facebook y quise venir a ver cómo era una campaña en contra
de una empresa americana. Me parece muy bien que en países de Latinoamérica
rechacen la entrada de compañías que solo se quieren apropiar de su dinero y no
les importa la gente”.
Esta compañía también genera polémica debido a que
produce hormonas para el aumento del tamaño y de la producción de leche bovina.
Está científicamente comprobado que este crecimiento no afecta la salud de los
humanos, pero al crecer desproporcionadamente los animales sufren enfermedades
que solo pueden ser combatidas con antibióticos y el consumo de estos sí afecta
la salud de las personas que coman la carne o tomen la leche que provenga de
estas vacas.
En la Argentina para 2020 se busca implementar el plan
agroalimentario mediante la ley de semillas creada según los manifestantes para
favorecer a corporaciones internacionales. Este plan busca incrementar la
superficie cultivada un 40% y para esto hace falta la desforestación de bosques
nativos y la expulsión de los pueblos aborígenes que allí habitan. Roberto Máximo
miembro de la organización dijo: “Es derecho de los pueblos el definir sus
propias políticas sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos,
garantizando el derecho a la alimentación de toda la población y este modelo
atenta contra ello”.
Al final de la tarde tomó la palabra una ciudadana
mexicana que venía disfrazada como Frida y dio un discurso de 10 minutos que
cerró el evento que se había organizado desde las 12 hasta las 20 con el fin de
cumplir el mismo horario que el turno vespertino de la empresa. El grito de la
“La vida no se puede privatizar” seguido por los cantos de “Viva Frida” y un
sinfín de aplausos marcaron la finalización de la protesta.
Francisco Moreno...
...@franjavimorneo