El viernes 28 de agosto se jugó en Praga, República Checa una nueva edición de la Supercopa de UEFA, que enfrenta al ganador de la UEFA Champions League (FC Bayern München) con el campeón de la UEFA Europa League (Chelsea FC), por el título de reyes de Europa.
Esta final, más allpa de ser un torneo oficial, normalmente es considerada por jugadores, técnicos y aficionados como un partido más de la pretemporada. Pero, la edición 2013 contaba con varios condimentos que le otorgaban la atención de todo el mundo futbolístico.
En primer lugar, este partido enfrentaba a José Mourinho y a Josep Guardiola, ofreciendo así un capitulo mas en la mayor rivalidad entre entrenadores de los tiempos modernos, (con el agregado de ser, el primer duelo de estilos entre ambos fuera de España, lugar donde esta pugna nació).
Este duelo también se vendió entre los aficionados de los equipos participantes, como el encuentro revancha de la reciente final de la copa de Europa 2011-2012; que enfrento a ambos cuadros, y que es muy recordada, debido a que el equipo inglés se quedo con la corona en casa de los alemanes, marcando además un gol agónico que derivó en definición por penales, en el contexto de un partido en el cual los locales habían sido claros dominadores y habían desperdiciado múltiples ocasiones de llevarse la copa, incluyendo un penal marrado en tiempo extra.
Con todo esto, la mesa estaba servida y la promesa de gran partido mantenía en velo a neutrales y fanáticos.
Como pocas veces en el fútbol, el juego no iba a defraudar estas expectativas. El encuentro arrancó con todo, la lucha de estilos estaba más que clara. El equipo teutón buscaba atacar con -el característico- monopolio de la posesión del balón, mientras que el conjunto de Mou esperaba agazapado un resquicio en la estrategia bávara para dar el zarpazo.
Con menos de 10 minutos de juego, el equipo del portugués sacó petroleo a una perdida de pelota de los alemanes y previo a gran jugada de pases rápidos y profundos, el español Torres puso arriba a los Blues con un gol que dio claras muestras de cómo un contraataque puede ser también considerado hermoso.
Esto catapultó al Bayern al ataque, el conjunto muniqués buscó el empate por todos los flancos sin mucha claridad, pero siempre manteniendo la posesión. El Chelsea dejaba que su rival tocara el balón libremente hasta el último cuarto de cancha, donde la defensa inglesa paró la mayoría de intentos. Los alemanes, en el primer tiempo, sumaron dos o tres ocasiones de riego, mientras que el Chelsea, consiguió llegar más veces y con mayor peligro, valiéndose de una estrategia que encontraba muchos espacios contra un rival que siempre apostaba al ataque y descuidaba la retaguardia. El partido ganaba en intensidad cuando el arbitro marcó el final y el resultado al entretiempo fue 0-1 para Chelsea.
En la segunda parte, el Bayern arrancó con el mismo brío de la etapa inicial, y esta vez si rindió frutos con rapidez, ya que al minuto dos, el recientemente nombrado por la UEFA como: Mejor Jugador de Europa, frank Ribéry, metió un fierrazo desde fuera del área que el arquero Petr Cech no pudo controlar.
El segundo tiempo trancurrió sin mostrar cuál de los dos estilos era el más eficaz. Ambos conjuntos tuvieron dominio y situaciones de gol muy apegadas a la forma de juego que pregona su entrenador. Con el paso de los minutos, las dos ofensivas convirtieron a los arqueros rivales en figuras. El único desnivel palpable llegó al final de la segunda mitad, en favor de los alemanes, con la expulsión por doble amarilla del 5 del Chelsea, Ramires.
Sin embargo, el técnico portugués supo mantener la concentración de su equipo, hizo que no se notara el hombre de menos que tenía e incluso alcanzó un mayor compromiso de los que quedaron en cancha. Esto se vio reforzado al inicio del alargue, tras gran jugada individual del belga Eden Hazard que eludió a dos defensores contrarios y definió con suavidad, el Chelsea se fue arriba 1-2.
Esta conquista llevó por la nubes la moral del equipo londinense, que con un hombre de menos le ganaba de manera justa al conjunto que supo destrozar a gigantes como el Barcelona o la Juventus en la temporada pasada. Del mismo modo, en el equipo alemán se empezó a notar un gran nerviosismo. Sí bien mantenía el contro de la pelota, parecía quemar, porque todos la controlaban, peor ninguno se atrevía a rematar.
Con este panorama empezó el segundo suplementario. Mientras los fantasmas de la final de la Supercopa alemana recientemente perdida empezaban a aparecer, el técnico español mandó el mensaje de renunciar al toque y tirar centros. Movió a Javi Martínez (volante central) y lo puso de 9. Acto seguido Cech sacó del angulo un tiro libre de Ribéry, dos cabezazos dentro del área chica de Mandzukic y del propio Martínez.
Caundo el reloj marcaba 120 minutos, la cámara enfocó en primer lugar al
entrenador porgués, que arengaba a la tribuna para que alentara tras conseguir un saque de meta a favor, y después, al asistente que marcaba un minuto reposición. El saque de portería terminó en el equipo rival, que después de dos pases consiguió una falta. Todos subieron a cabecear, pero la defensa del Chelsea logró despejar. El rebote calló en manos bávaras que metieron un nuevo centro del cual derivaron dos rebotes en el área y cuando el electrónico marcaba 121 minutos, el balón cayó a la zurda del improvisado 9 español Martínez, que sin nadie en frente logró un empate que generó locura en la gente.
En los penales ambos equipos mostraron su categoría y convirtieron los 9 primeros lanzamientos con gran clase. El décimo y definitivo, él también belga Lukaku, observando que el golero alemán en todos los tiros anteriores se había tirado a si izquierda, optó por definir suave al costado derecho del arquero. Sin embargo, Neuer sorprendió leyendo el pensamiento del atacante,
detuvo con gran facilidad el remate y proclamó ganador a su equipo.
Así las cosas, los libros de historia inmortalizaran al Bayern como campeón de la supercopa de la UEFA 2013, los aficionados bávaros recordaran con alegría cómo obtuvieron una revancha con la misma agonía con la que se les escapó la Champions jugada en Múnich, los adictos al morbo futbolero mencionaran a este encuentro como "La vez en la que pep le ganó a Mou renunciando a su estilo" y esta se convertirá en la primera Supercopa que no fue sólo pretemporada oficial.
Francisco Moreno...
...@franjavimoreno
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