15 agosto 2014

Un partido de...Superclásico de la Argentina

Muchos fueron los partidos a los que fui mientras viví en la Argentina, entre los más recordados lógicamente está el del descenso de River Plate en 2011, o la definición del campeonato de 2010 entre Vélez y Estudiantes en Liniers, pero en los casi tres años que llevaba en ese país, nunca había podido ir a un Superclásico entre Boca y River.
Esa joyita de partido, con tanta fama mundial, era lo único que me faltaba para poder irme tranquilo de allí. El 28 de octubre de 2012, día en que tenía lugar el primer derbi desde que el conjunto de Núñez había regresado de la B, sería el día en que yo me pude dar el gusto de presenciar en vivo, uno de los espectáculos más grandes que tiene el fútbol mundial.
El partido tuvo lugar en el estadio Monumental, quizás uno de los más cómodos que tiene Argentina, sin embargo, al igual que en todos los ingresos a los juegos de este torneo, para poder entrar tranquilamente se debe llegar al recinto con un mínimo de dos horas anticipación al inicio. Ante la magnitud del evento redoble la preparación y no estuvo de más. Las filas se alargaban por más de tres cuadras de la avenida Udaondo, que para efectos prácticos son, más o menos, unas 8 cuadras normales. El avance aunque rápido, duró poco más de una hora.
La gente presente no era el típico futbolero que va todos los domingos a la cancha, allí habían muchísimos turistas. Donde usualmente va la barra brava, estaban grupos de mujeres que no hablaban español y que quizás era su primera vez en un estadio de fútbol. También habían muchos hinchas del equipo local que viven en otras partes del país, y al igual que en mi caso, este era su primer superclásico. Ver tan similar alegría, en grupos tan heterogéneos de personas era sorpréndete.
Una vez dentro la fiesta era tal y como la describen en previa. Con forme se llenaba el estadio, bajaban desde las tribunas revistas y periódicos para romper y hacer los tradicionales papelitos del recibimiento al equipo. Del mismo modo, sin saber de dónde aparecían, las personas pasaban inflables rojos y blancos de tal manera que cada espectador tuviera dos; todo para hacer un marco increíble.
Lo que fue la salida de los equipos es difícil de describir, toda esa preparación previa estallaba simultáneamente. 60 mil personas expresando una emoción incontenible, especialmente aquella vez, donde todo ese público tuvo que esperar un año para poder volver a ver su clásico rival. Ese momento supe que ese evento es una de esas cosas que tienes que vivir para entenderlas, algo simplemente extraordinario.
A diferencia del partido de la MLB, toda la atención estaba puesta en el campo de juego, la tensión del público se podía sentir en cada pase que daban los jugadores. Si en el béisbol de las grandes ligas el deporte  es un espectáculo más dentro del estadio, aquí es su opuesto en su máxima expresión.


Solo las hinchadas mantenían la fiesta del inicio, ese era otro espectáculo aparte, el típico duelo de barras que únicamente de vive en la Argentina, cantos van y cantos vienen, bromas e mofas salían de ambos sectores, algo que hoy en día por problemas de seguridad, ya no se puede ver en el fútbol gaucho. Esta disputa alcanzó su clímax en el entretiempo, con el show principal detenido, y toda la atención del público en los ingeniosos canticos y “cargadas” que se tiraban los grupos rivales, la hinchada de River aprovechó para sacar su arma secreta, un pequeña sorpresa que tenían preparada para sus eternos enemigos. De la tribuna que estaba debajo de los seguidos del equipo de la rivera, se elevó un inflable gigante, que tenía una camiseta azul y oro, era un cerdo rosado con la camiseta de Boca, que se movía enfrente de los atónitos espectadores. No tardaron en llegar múltiples canciones en favor del animal y en burla al máximo ídolo de Boca Juan Román Riquelme, “ponelo al chancho la p. que te parió” y “Riquelme, Riquelme. No se va, el chancho no se va”. Toda un excentricidad, solo posible en una cacha rioplatense.
Del partido, poco que decir y mucho que decir, si bien los artículos de esta serie no se enfocan principalmente en lo que pasa dentro del terreno de juego, este fue uno de los mejores 10 últimos superclásicos. River que venía de la segunda división, enfrentaba el partido con muchísimas presiones, se encontró con un golazo de tiro libre y al inicio el millonario de adelantó en el marcador; en el segundo tiempo, con buen juego, logró duplicar su ventaja. Un Boca sin luces, a pura fuerza, se tropezó con un penal a favor por un error del rival y marcó el descuento; ya en tiempo de descuento, cuando el estadio se caía de celebraciones, los Xeneixes aprovecharon un mal despeje tras un centro al área y anotaron el empate. Y así todo el público local mudo, y los hinchas de boca festejando de fondo, se acabó mi primer superclásico. 



Francisco Moreno...
...@franjavimoreno


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1 comentario:

  1. Es el mejor clásico del Universo, matate bostero chancho puto, aguante River!!!!

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